Vamos por la vida mirando a la gente que pasa alrededor nuestro mientras hacemos las actividades diarias, trabajo, familia, estudios, pareja, pero, ¿realmente vemos?
El señor se llama Juan José Oliva Solano, el 23 de octubre cumple 70 años, tiene 44 años de casado, y su esposa tiene la misma edad que él y cumplen años el mismo día. Tiene 8 años de ser voluntario en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, es decir, se dedica a ayudar a quien lo necesite. Muy amablemente me preguntó sí se podía sentar conmigo mientras esperaba una su granizada de frutas (smoothie). Y así empezó nuestra plática de vida. Me pareció curioso que su gafete decía "voluntario" del IGSS, y con eso empezó a abrirme los ojos para tantas cosas, dulcemente don Juan José me contó que él hace casi 10 años decidió retirarse tras 38 años de trabajo en la Cervecería, e hizo un compromiso con Dios, iba a servirle al prójimo, y lo iba a hacer en el IGSS. Como todo es un trámite allí, le costó un poquito, pero al final le dieron su carnet de voluntario, y le ofreció 7 años de servicio a Dios, de 7 am a 12 pm, dónde se dedica a ayudar a los pacientes que no tienen quien los ayude con las cuestiones más básicas como alimentarse por sí mismos, comunicarse con sus familias o quizás darse un gustito de una galleta o una granizada. Don Juan José llega todos los días de lunes a viernes, puntualmente desde las 7 de la mañana, y ayuda a que desayunen y se aseen todas las personas que lo necesiten, ayuda a las enfermeras e incluso le hace favores a los médicos cuando éstos no pueden hacer algo por su cuenta. Me dice "El servicio no tiene limites y yo lo hago con todo gusto, es mi compromiso con Dios. Él no me necesita, son estas personas, mi prójimo, quienes me necesitan y eso le prometí a Dios hacer." Por esa misma razón, ya pasó los 7 años de voluntariado, yendo ya por su 8vo año.
Don Juan José está casado, tiene 2 hijos, 5 nietos y 1 bisnieto, todos hombres (se ríe mientras me lo cuenta, porque nunca pudo tener una niña en la familia). Su esposa, quien a sus casi 70 años sigue siendo maestra de párvulos, al principio no estaba de acuerdo de que su esposo una vez jubilado, siguiera trabajando y arriesgándose en la calle, pero al verlo tan lleno de vida y motivado en el servicio, lo apoyó incondicionalmente. Sus hijos, nietos y bisnieto, se alegran de verlo feliz siendo voluntario.
Y para darme otra lección, Don Juan José me dice, "dulzura, ¿usted tiene hijos?" a lo que le respondí que no, que seguía soltera pero con novio y no tenía hijos, y él me contesta "bueno, pues le digo dulzura que el matrimonio requiere mucha comprensión, de ambas partes, no importa cuánto tiempo uno conozca a su pareja, siempre es necesaria la comprensión, sobre todo cuando hay metidas de pata, pero si quiere uno llegar a viejo con el amor de su vida, hay que ser comprensivo." Increíble dije yo, resulta que él fue 5 años novio de su ahora esposa y se casaron en el '70, y a estas alturas todavía siguen juntos, ambos salen de sus actividades al medio día y se van juntos a su casa a almorzar y hacer las cosas normales de un hogar.
Bien dicen que hay que escuchar a los mayores, ellos tienen en los años, la sabiduría que a uno de joven le falta. Esto me recuerda una de las metas de Encuentros: "Aspiramos a una promoción juvenil con la familia, y el dialogo de generaciones" Definitivamente esto es algo que motiva, y me recuerda quién soy y hacia dónde voy, y me ayuda a entender por qué es una de las aspiraciones que tenemos.
Hoy me siento más motivada, mi cafesito me salió más dulce de lo que esperaba y era lo que necesitaba, salí con una sonrisa y el alma llena de esperanza, y le agradezco a Dios, sus ángeles, que siempre están presentes en nuestras vidas, que muchas veces no vemos, y que por eso hay que pedir lograr ver más allá de nuestras fronteras mentales, espirituales, familiares, y demás. Espero poder ver siempre a personas como don Juan José, con ese espiritú y ese compromiso, que dejan no solo lecciones de vida, sino motivos para luchar.
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