Entradas populares

martes, 9 de mayo de 2017

Joaquín

Compartimos nuestra historia porque hace una semana todo cambió y hoy se hace necesario externarlo..

Siempre he querido ser mamá, entre muchas cosas en mi vida. Siempre pensé que iba a ser algo casi imposible, por muchas razones personales. Cuando empezamos nuestra relación con Erick, surgió el tema de ser papás en algún momento. Allí empezó la ilusión, algo que con el tiempo saltaba más entre nuestras conversaciones.

Superamos muchas situaciones en nuestra vida y llegamos al día de nuestra boda. Hemos vivido momentos increíbles juntos pero también muchas dificultades. Nos hemos hecho más fuertes, más unidos, nos  ha dado la oportunidad de amarnos cada día más. A los pocos meses de casados decidimos empezar a probar tener familia y gracias a Dios no fue tan complicado. Al segundo mes, un atraso nos llevó a hacer una prueba de embarazo. Así fue como el 27 de marzo a las 11 am fuimos por el resultado, mi cara al verlo fue una mezcla entre sorpresa y preocupación. No sabía que iba a pasar ahora en mi cuerpo, con nosotros, ¿cómo nos íbamos a preparar para esta hermosa espera? ¿cómo lo iba a tomar la familia? ¿los amigos? ¿el Dobby? Muchas cosas en qué pensar y esperar, ¡Definitivamente!

Llevábamos 4 semanas cuando fuimos al doctor y desde que lo supimos no dejamos de cuidarnos, de darle amor, de hablarle, de soñar cómo iba a ser estar con esa personita fruto del amor entre nosotros. Nos mandaron unas inyecciones para ayudarle a crecer bien, muchas vitaminas y mucha oración para que viniera sanito y con muchas ganas de vivir.

La familia estaba más que emocionada, los pocos amigos que les contamos estaban igual. Nosotros no cabíamos con todo el amor que estábamos sintiendo… jugábamos a imaginarlo bailando, leíamos como iba su crecimiento semana a semana y nos daba ternura ver como el Dobby se recostaba con su oreja sobre mi vientre como para escucharle sus latidos.

El día que nos tocaba el segundo ultrasonido porque había estado creciendo lentamente, fuimos con mi hermana y mis sobrinas, todas querían ver a baby. Pero no fue cómo esperábamos. Su corazón ya no latió, fue un shock, no sabía si llorar o gritar o guardar silencio. Algo se rompió dentro de mí, Erick y yo no creíamos que esto estuviera pasando. El doctor fue muy amable, nos explicó que había que proceder a un legrado para no arriesgarnos a un sangrado que fuera una emergencia y que hicieran un procedimiento no cuidadoso para nosotros.

Fue el 2 de mayo que todos nuestros planes cambiaron, nos fuimos muy tristes a la casa, me quebró ver a nuestra familia tan dolidos, así como nosotros. Nuestro baby seguía dentro de mí pero ya no crecía, ya no sentía, ya no era de esta tierra, pertenecía de nuevo a Dios.

A partir de ese día, no me siento yo misma, pero quiero serlo por nuestro baby. Nuestro bebe existió, vivió, su corazón latió, lo amamos y lo seguiremos haciendo. Nació en el cielo, no lo pudimos cargar ni llenarlo de besos, jugar con él y verlo crecer. Le pusimos Joaquín, merece toda la dignidad de un niño nacido. Merece el duelo que estamos pasando, merece ser reconocido, merece nuestro amor ayer, hoy y hasta que Dios nos de la vida y que después podamos dárselo cuando nos encontremos en el cielo.

Somos papás sin un niño en brazos, somos sus papás. Duele y casi nadie lo entiende. Duele más cuando escuchas que hay un niño abandonado o cuando alguien voluntariamente decide darle fin a la vida de un chiquito, duele cuando los explotan, duele cuando niegan que hay vida dentro del vientre, duele cuando dicen que es algo que es solo de la madre, cuando también el papá está sufriendo. Joaquín nos duele, pero tuvo un propósito. Esperamos realmente poder cumplirlo y que nuestro niño se sienta orgulloso de sus padres.

Incluso, contar la historia de Joaquín tiene un propósito, reconocer a los bebes que mueren en el vientre materno, que es algo que pasa y es algo que duele. Sean de muchas o pocas semanas, a término, ya nacido y que viva pocos días o años, duele y merece que les demos un lugar a estas cortas vidas, como a nosotros los padres.

Curiosamente el 3 de mayo se conmemora a los bebés muertos en el seno materno, se les llama bebés estrella. Nosotros entregamos a Joaquín a Dios y él será nuestra guía para poder afrontar lo que nos falta por vivir. Queremos ser fuertes, salir adelante pero nunca olvidar que seremos padres siempre de  Joaquín.

No contamos esto para que sientan conmiseración de nosotros. Al contrario, es para que puedan darse cuenta que pueden haber personas cercanas a ustedes que estén pasando por una situación similar a la nuestra y que necesitan de su apoyo. Una perdida nunca es fácil, pero rodearse de personas que nos aman nos ayuda a llevar el dolor.

No siempre se encuentran las palabras para esta situación, no es común, no es un tema fácil, a veces se hiere con la forma de abordar el tema, pero no por eso no deja de valer la pena mostrar apoyo.


Cierro esto diciendo que Joaquín Pur Rivas siempre será nuestro bebe hermoso y amado.